Todo comenzó en la Society for Psychical Research (también conocida bajo las siglas SPR), fundada en Londres en 1882, se
ocupo desde entonces en la investigación acerca de los fenómenos paranormales,
entre los cuales se incluyen las experiencias cercanas a la muerte y las
pruebas de la existencia de otra vida más allá de las fronteras de nuestra vida
física.
En gran
medida, la SPR surgió como respuesta a un creciente interés
por estos fenómenos, dado a partir de casos muy resonantes durante el siglo
XIX.
En 1848,
pobladores de Hydesville, Estados Unidos, tuvieron una prueba de la existencia
de un mundo espiritual cuando vieron cómo se movían los objetos de la vieja
casa de la familia Fox. El fenómeno, conocido como “poltergeist”, dio inicio al
movimiento espiritista, que desde sus orígenes ha intentado comunicarse con los
muertos.
En sus
sesiones, los espiritistas aseguran que lograron comunicarse con espíritus de
personas fallecidas. La comunicación pude incluso alcanzar el movimiento de
objetos, la interpretación de instrumentos musicales y la conversación con
parientes y amigos fallecidos que hablan con sus propias voces acerca de
acontecimientos conocidos sólo por ellos mismos y por uno o más de los
presentes.
Muchos
espiritistas aseguran que pueden producirse apariciones de los espíritus, que
se presentan delante de ellos.
Desde 1882, la SPS
se preocupó por ubicarse en una posición intermedia entre quienes creen
fehacientemente en estos fenómenos y la posición de la ciencia, que siempre ha
negado de plano cualquier tipo de experimentación extra sensorial. En ese
lapso, la SPS recogió material que pude ser clasificado de
la siguiente forma: fantasmas, comunicaciones a través de médium,
correspondencias cruzadas, visitas inesperadas de comunicantes, fantasmas
“cordiales” vistos por los moribundos, experiencias de pacientes durante una
“muerte clínica”, experiencias fuera del cuerpo, pruebas con cifras y
cerraduras de combinación, pactos con las apariciones, pruebas a favor de la
reencarnación y fenómenos de voces electrónicas.
La existencia
de fantasmas fue uno de los temas que mejor investigó la SPR.
Gracias a un caso, se recogieron 17 mil respuestas a un
cuestionario sobre la frecuencia de encuentros con entidades de energía, de las
cuales aproximadamente el 8% quedaron como experiencias aparentemente genuinas
de fantasmas. Entre ellas figuraban varias apariciones de personas que se
decían haber surgido de la nada hasta 12 horas después de su muerte.
Muchos
investigadores pensaron entonces que la explicación al fenómeno podría ser una
transferencia de pensamiento por parte de la persona recién fallecida a los
seres con los que tenía contacto en vida. La transferencia -aseguraban los
investigadores- se retasaba hasta que las condiciones eran propicias para que
apareciera.
La mayoría de
los parapsicólogos que aceptan de alguna forma la evidencia de los fantasmas
están de acuerdo en afirmar que la transferencia de pensamiento (en rigor a la
verdad, pensamientos, sentimientos e imágenes visuales y auditivas), es una
facultad que poseen algunas mentes humanas, y que podría ser utilizada para
explicar los fantasmas de los vivos. Sin embargo, un 6% ó 7% de las apariciones
registradas en el estudio hecho por la
SPR aparecieron
demasiado tiempo después de la muerte para ser consideradas como comunicaciones
telepáticas demoradas.
Para algunos
parapsicólogos, sólo aquellos casos en los que las apariciones demuestran tener
un objetivo específico para manifestarse pueden
ser tomados como prueba significativa de la supervivencia. Sin embargo,
podría tratarse también de una supervivencia transitoria. La explicación es
sencilla: puesto que el recuerdo sobrevive al acontecimiento recordado, del
mismo modo un pensamiento o un fuerte deseo de comunicar algo urgentemente a
los vivos podría continuar existiendo después de la muerte, hasta que su
objetivo fuera cumplido; luego, dicho pensamiento también moriría.
La tarea de
los médium también fue objeto de investigación por parte de la
SPR. Los
médiums son personas que poseen una capacidad común, que ponen de manifiesto de
diferentes formas. Según sus dotes específicas, se clasifican generalmente como
sensitivos “mentales” y “físicos”.
Un sensitivo
“mentales” puede entrar en un estado hipnótico, en el cual un “control” (un
“espíritu controlador” o un “espíritu-guía”) habla a través de él con una voz a
menudo completamente diferente de la suya. A través del médium, el control
puede introducir otros supuestos espíritus que pueden ser reconocidos por la
voz, el gesto, o la naturaleza de la información secreta que transmiten a uno
de los presentes en la sesión de espiritismo. Usualmente, los médiums
demuestran tener dotes de clarividencia, clariaudiencia y otras cualidades de
percepciones extrasensoriales. Algunas veces se comunican con el espíritu a
través de tablas de escritura espiritista, o a través de la escritura
automática.
Existen casos
de médiums que, durante una sesión, dibujaron con el talento de reconocidos
artistas o compusieron melodías sin saber nada de música.
Los médiums
“físicos” son aquéllos en cuya presencia, tanto si entran en un estado
hipnótico como si no, ocurren fenómenos físicos. Entre ellos se pueden incluir
golpes fuertes en la mesa de espiritismo o en varios puntos de la habitación;
algunas veces parecen utilizar un código inteligente, como si intentaran transmitir
algún mensaje. También son corrientes los fenómenos telekinéticos (objetos
sólidos que se mueven como si fueran manejados por una persona invisible),
elevaciones del médium y de los objetos, manos invisibles que tocan
instrumentos musicales, y la materialización completa de formas de espíritus.
A lo largo de
la historia, fueron muchos los que se dedicaron a desenmascarar a falsos
médiums. El célebre mago Harry Houdini
consagró parte de su vida a esta tarea, luego de sufrir la decepción de no
poder comunicarse con su madre fallecida.
A pesar de
los trucos, existen todavía misterios que no han sido develados. Aunque es
difícil establecer que se trata de verdadera pruebas de una vida después de la
muerte, sí constituyen una luz en medio de tantas incógnitas.
Se han
realizado muchas pruebas para intentar atrapar a los impostores y, en un menor
grado, para determinar el alcance de los fenómenos.
Uno de ellos
consistió en poner un plato de cera caliente en una sesión de espiritismo
físico. Ante el pedido del médium, la mano visible del espíritu se sumergió en
la cera, que rápidamente se endureció. Lo que podemos decir es que la es que
esa mano no era de este mundo, sino de una vida que aún no la podemos conocer.
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