Cielo Líquido (titulada originalmente Liquid Sky) es una película estadounidense de bajo presupuesto producida y dirigida
por Slava Tsukerman que, antes de hacer esta película, tuvo una exitosa carrera como
director de cine documental y en la televisión en la URSS y en Israel.
La película fue estrenada en el Festival de Cine de
Montreal en agosto de 1982 y fue bien recibida en varios festivales de cine a
partir de entonces. Se convirtió en la película independiente más exitosa
de 1983 ganando en total $ 1.7 millones en los primeros meses de su
lanzamiento.
Para algunos esta película es una de las peores de la
historia, para otros, una auténtica obra de arte. A pesar de ser una película
de bajo presupuesto con un guión absurdo, actores poco dotados y diálogos
imposibles, milagrosamente logro tener un resultado excepcional. Desde los
primeros minutos la película te mantiene expectante debido a la estética flúor,
su música visionaria y el montaje psicotrópico que presenta. Cielo Líquido tenía todas las papeletas para ser un chiste malo pasado de moda pero
sin embargo, el tiempo la ha convertido en una película de culto en la escena
del post-punk y de la new age.
Lo curioso de esta película es que la actriz Anne Carlisle
encarna los dos papeles principales interpretando a Margaret y Jimmy, dos
modelos adictos al sexo y a las drogas. El transformismo es espectacular,
sin duda uno de los puntos fuertes es el maquillaje en la película junto a la
estética del resto de los personajes que van peinados, vestidos y maquillados a
la moda del momento. El colorido es impactante, los desfiles y sesiones de
fotos en los que participa la protagonista reflejan a la perfección las
tendencias más arriesgadas de la época, a la vez que nos describe un Nueva York
que jamás volverá.
A nivel técnico, los efectos especiales son bastante
rudimentarios pero le dan a la cinta una estética fascinante a base de luces de
colores hipnóticas que representan a seres extraterrestres y de cadáveres
desapareciendo en un stop motion tan rudimentario como efectivo. En
ocasiones la película se nos antoja como una videocreación de Pop art y en
otras nos parece un videoclip de 112 minutos. La banda sonora, de Brenda
Hutchinson y Clive Smith, fue creada íntegramente con el primer sintetizador
digital de la historia, el Fairlight CMI. Las canciones que
acompañan la película crean una atmósfera contundente, electrizante y
repetitiva que, al igual que en el caso de la estética, aportan una idea muy
precisa de las predicciones que en los ochenta se hacían sobre el futuro.
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