Los hechizos son fenómenos que suelen ser usados para producir efectos sobre la realidad
mediante ciertos procedimientos. Se los utilizan para someter la voluntad de
alguien, para la creación de formulas, etc. También es un componente sustancial
de muchas religiones paganas y de algunas creencias monoteístas, mientras que
otras como el Cristianismo prohíben explícitamente su práctica.
Veamos un
ejemplo observado por un padre capuchino, que omite los nombres por causa de un
juramento. Es por eso que los siguientes nombres mencionados en la historia no
son los originales.
Una vez en
Italia una mujer llamada Angélica estaba a punto de casarse. Pero su novio
Camilo, en vísperas de la boda, la dejó. Entonces Angélica decidió vengarse yendo
a ver a una hechicera. La hechicera le dijo las cosas que debía hacer para el
hechizo. Para ello tenia que agarrar un sapo, meterlo en un bote, entéralo un
viernes a las doce de la noche en luna llena, entre otras cosas más.
Cuando el
padre capuchino se entero de lo que hizo Angélica, se quedó pálido y le dijo:
- Pero, hija,
yo acabo de darle la extremaunción a ese hombre.
- No se
preocupe, padre –dijo la mujer- No va a morir; estoy arrepentida y destapamos
el sapo. La hechicera dice que el sapo va a vivir, lo estamos cuidando bien.
Después el
padre va a ver al hombre, que estaba muy enfermo. En ese momento hubo una junta
de médicos que no sabían lo que tenía el enfermo, ya que estaba ahogándose sin tener nada. Pero al día siguiente y con
gran sorpresa de todos los médicos, el hombre empezaba a reaccionar.
El padre
Balducci (sacerdote italiano católico, teólogo, ufólogo, demonólogo, exorcista
y miembro de la curia Vaticana) al contar este caso en uno de sus libros dice:
“No puede ser
el sapo el responsable por todo, por que ¿de dónde va a tener fuerza para hacer
estas cosas? Por consiguiente tiene que ser el demonio”
Ésta es la
interpretación más simplista que se le da a estos tipos de casos, “al gusto del
consumidor”. Siendo Italia un ambiente católico, se echa la culpa al demonio,
cuando el demonio tal vez no tubo ninguna culpa en el caso. Mientras que en otros
países como Brasil, se le echan la culpa a los espíritus de los muertos.
En realidad fue
mala intención de Angélica o la de la hechicera, que a través de telepatía fue
captada por el inconsciente del hombre. En casos como estos el propio
inconsciente se vuelve contra el propio organismo. Es por eso que al captarlo no
podía respirar, su hígado no podía funcionar, también como el corazón y los
pulmones. Ya que es el inconsciente el que está matando a la propia víctima la
que se está matando a sí misma por haber captado telepáticamente (lo cual se da
personas muy especiales) la mala intención.
Para que el
hechizo surja efecto, esta persona tiene que ser dotada, ha de ser una persona
que crea ciegamente que los responsables son los demonios, los espíritus de los
muertos, etc., contra los cuales uno no tiene defensa. Tiene que ser tan raro,
tan estropeado psíquicamente, haber perdido el instinto de conservación, para
que el inconsciente se vuelva contra sí mismo.
En Brasil,
por ejemplo, los espiritistas llevan una figa hecha con un pedazo de madera o
con oro, colgada del cuello. La madera o el amuleto de oro nada pueden, pero la
confianza que ponen el la figa son lo que las hace mágicas.
Porque el
hechizo deben captarlo por telepatía. Viene de fuera, en cantidades mínimas,
contra el instinto de conservación, y este contra-hechizo viene de dentro, en
grandes dosis, a favor del instinto de conservación por eso no hay lucha.
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